El principito y el zorro crean lazos y se familiarizan
[…]
El zorro guardó
silencio y miró detenidamente al Principito:
-¡Por favor…
domestícame! –dijo el zorro.
-Me encantaría
-respondió el Principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que descubrir
amigos y conocer muchas otras cosas.
-Sólo se conocen las
cosas que se domestican] -dijo el zorro-. Los hombres ya no se dan tiempo para
conocer nada. Compran todo hecho en las tiendas. Pero como en las tiendas no
venden amigos, los hombres ya no tienen amigos[9]. ¡Si quieres un amigo,
domestícame!
-¿Qué debo hacer?
-preguntó el Principito.
-Debes tener mucha
paciencia -respondió el zorro-. Al principio te sentarás un poco lejos de mí,
así, de esta manera, sobre la hierba. Te miraré de reojo y tú no dirás nada. El
lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más
cerca…
[…]
No hay comentarios:
Publicar un comentario