El Principito y la rosa.
La rosa es el gran amor del Principito, o lo que viene a ser
lo mismo, el gran amor del autor del libro, Antoine de Saint-Exupéry. Y no se
refiere a una rosa cualquiera sino a Consuelo, née Suncín, su esposa, su amor.
Unos días antes de desaparecer para siempre, Antoine le
escribe una bellísima carta a su esposa:
“Consuelo, tú eres mi rosa, eres el amor de mi vida. Te
prometo escribir para ti la segunda parte del libro en cuanto termine esta guerra,
en la cual la rosa del principito se convertirá en la princesa de mis sueños”.
“No llores, lo desconocido es hermoso cuando sales a
descubrirlo. Voy a hacer la guerra por mi país. No mires mis ojos, porque lloro
de alegría por cumplir con mi deber y al mismo tiempo de tristeza por tus
lágrimas. Dame tu pañuelo para escribir en él la segunda parte de El
Principito. Al final de la historia, el principito dará este pañuelo a la
princesa. Ya nunca más serás una rosa con espinas, sino la princesa de ensueño
que siempre espera al principito. Te dedicaré el libro. No puedo consolarme por
no habértelo dedicado”.
Antoine de Saint-Exupéry

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