El cordero amigo de El Principito.
El cordero es un personaje aparentemente irrelevante, pero de gran significado. Es el amigo que necesita tener y que lo ayudará en sus momentos de soledad; pero que puede perjudicarle algún día si se come su rosa. A veces, en la vida real, también nuestros amigos se vuelven contra nosotros y nos hacen daño.
CAPITULO XXVII
(Retazos del libro)
Ahora, ya hace seis años de esto. Jamás he contado esta
historia y los compañeros que me vuelven a ver se alegran de encontrarme vivo
aunque me notan triste. "Es el cansancio", les digo.
Al correr del tiempo me he consolado un poco, pero no
completamente. Sé que ha vuelto a su planeta, pues al amanecer no encontré su
cuerpo, que no era en realidad tan pesado... Y me gusta por la noche escuchar a
las estrellas que suenan como quinientos millones de cascabeles...
Pero sucede algo que me inquieta. Al bozal que dibujé para el
principito, se me olvidó añadirle la correa de cuero; no sé si habrá podido
atárselo al cordero. Entonces me pregunto:
"¿Qué habrá sucedido en su planeta? Quizás el cordero se
ha comido la flor..."
A veces me digo: "¡Seguro que no! El principito la
protege y vigila a su cordero". Entonces me siento dichoso y todas las
estrellas ríen dulcemente.
Pero otras veces pienso: "Alguna que otra vez se distrae
uno y eso basta. Si una noche ha olvidado poner el fanal o el cordero ha salido
sin hacer ruido, durante la noche...". Y entonces los cascabeles se
convierten en lágrimas...
Y ahí está el gran misterio. Para ustedes que quieren al
principito, lo mismo que para mí, nada en el universo habrá cambiado si en
cualquier parte, quién sabe dónde, un cordero desconocido se ha comido o no se
ha comido una rosa...
Pero miren al cielo y pregúntense: el cordero ¿se ha comido
la flor? Y veréis cómo todo cambia...
¡Ninguna persona mayor comprenderá jamás que esto sea
verdaderamente importante!
Éste es, para mí, el paisaje más hermoso y el más triste del mundo. Es el mismo paisaje de la página anterior que he dibujado una vez más para que lo vean bien. Fue aquí donde el principito apareció sobre la Tierra, desapareciendo luego.
Examínenlo atentamente para que sepan reconocerlo, si algún
día, viajando por África, cruzan el desierto. Si por casualidad pasan por allí,
no se apresuren, se los ruego, y deténganse un poco, precisamente bajo la
estrella. Si un niño llega hasta ustedes, si ríe, tiene cabellos de oro y nunca
responde a sus preguntas, adivinarán en seguida quién es. ¡Sean amables con él!
Y comuníquenme rápidamente que ha regresado.
¡No me dejen tan triste!
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