El encuentro de El Principito con el mercader de píldoras para quitar la sed.
El mercader o comerciante:
Entendemos que esta
metáfora de la economía del tiempo hace referencia también a la avaricia por el
dinero. Nos recuerda que vivimos en un mundo en el que, lejos de toda ética
moral, todo se compra y se vende; un mundo, en el que lo importante son los
beneficios y no las personas.
CAPÍTULO 23.
– ¡Buenos días! –dijo el principito.
– ¡Buenos días! –respondió el comerciante.
Se trataba de un comerciante de píldoras para quitar la sed.
Se toma una pastilla por semana y ya no se sienten más ganas de beber.
– ¿Por qué vendes eso? –preguntó el principito.
–Porque economizan mucho tiempo. Los cálculos hechos por los
expertos comprobaron que se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.
– ¿Y qué se hace con esos minutos?
–Se hace lo que cada quien quiera hacer...
"¡Ah! Si yo dispusiera de cincuenta y tres minutos –pensó el principito–, caminaría hacia una fuente con toda tranquilidad..."
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